Trastorno límite de la personalidad
El trastorno límite de la personalidad (TLP) es una enfermedad mental que afecta gravemente la capacidad de una persona para controlar sus emociones. Puede aumentar la impulsividad, afectar la forma en que se siente una persona sobre sí misma e influir negativamente en sus relaciones con los demás. Se caracteriza por una falta de control de impulsos, conductas autolesivas y suicidas, dificultad en las relaciones sociales y alteraciones emocionales. Tradicionalmente, el TLP se refiere como la expresión de dos problemáticas centrales: la dificultad en la regulación emocional y el déficit de control de impulsos. No existe una causa específica para que se desarrolle. Puede existir un factor genético, y por circunstancias del desarrollo en la infancia, llega a desarrollarse o no. Se estima que sería a raíz de eventos traumáticos como abuso sexual, maltrato, abandono emocional, maltrato o manejo inadecuado de sus emociones. En general empiezan a verse los síntomas en la adolescencia. Muchas veces se confunden con los retos propios de criar a un adolescente: crisis de identidad, adicciones, toma de riesgos sin medir las consecuencias, entre otros. Entonces, en lugar de atender el trastorno, de deja pasar el tiempo pensando que cuando crezca y se centre, “será otra cosa”. La terapia y tratamiento no se aplican en el inicio y la situación puede agravarse mucho.
Se confunde a veces con otros trastornos como el bipolar o la depresión severa por la poca información que hay sobre el TLP, pero va más allá de eso. Tienen crisis de ansiedad y/o depresión, su autoestima es frágil. Se van a los extremos del todo o nada, malo o bueno, sin poder ver los intervalos entre ellos. Tienen miedo al abandono y sufren mucho por la falta de regulación emocional.
La depresión mayor y el TLP tienen mucho en común: en ambos existen sentimientos de tristeza y desesperanza, inestabilidad emocional, tendencia al llanto y una tendencia a presentar sesgos cognitivos aversivos.
También se trata de trastornos en los que pueden aparecer pensamientos y conductas autodestructivas, y en el que existe en mayor o menor medida sensación de vacío. De hecho, es muy habitual que las personas con TLP desarrollen depresiones. Una de las principales diferencias entre depresión y trastorno límite de la personalidad tiene que ver con el nivel de vinculación que tiene la alteración con la manera habitual de funcionar de quien la padece. Una depresión puede ser más o menos larga y afectar más o menos a la manera de ser de quien la padece mientras dura, pero por norma general, implica la existencia de una diferencia con respecto a la manera habitual de funcionar, pensar o sentir del sujeto.
En el caso del trastorno límite de personalidad, es una alteración de la personalidad, es decir que el patrón de pensamiento, percepción y actuación de la persona que ha ido adquiriendo a lo largo de la vida. Las características propias de una persona con este trastorno están mucho más integradas en su manera de hacer habitual, al ser de hecho parte de su personalidad. Es parte de si mismo, no es transitorio.
El proceso terapéutico por lo general es distinto para cada uno. Es más complejo para el TLP y que requiere de un esfuerzo para el cambio por parte del sujeto, reestructurando poco a poco su manera de ser y ver el mundo. Y que sea sostenible para poder seguir con su vida. Existen medicamentos que le ayudan a sobrellevar estos desbalances, acompañados de terapia. En general tienen poca adherencia a los tratamientos, lo que dificulta más su recuperación.
En el caso de mi esposo, el CBD le ha ayudado a sobrellevar sus ataques de ansiedad, a manejar mejor la angustia y la tristeza. El CBD no es antidepresivo, pero si ansiolítico. Así que debe tomar también antidepresivos y otros medicamentos vigilados por su psiquiatra. Y también entender que su forma de ver el mundo está atada a ese trastorno. No es que le “eche ganas” para estar mejor, ni que salga a divertirse para que se le pase. Hay una incapacidad que no se puede superar con solo voluntad. En un trabajo agotador para él y su entorno. Quitar la culpa fue un paso enorme para lograr su recuperación. Si la familia entiende lo que pasa se puede tener paciencia y mucho amor para ser capaces de acompañarlo sin juzgar, ayudarlo de la mejor manera que podamos hasta donde podamos.
Existen muchos grupos de apoyo donde las familias pueden informarse y pedir ayuda. Acude con un médico y/o terapeuta para que te asesoren sobre cómo afrontar este trastorno y mejorar la calidad de vida de quien lo padece y su entorno.